jueves, 8 de enero de 2009

El costo de la pereza

Marcos Algara Siller
Pulso Diario de San Luis Potosí - Opinión - 31 de diciembre de 2008

Creo saber porqué la pereza es uno de los pecados capitales. Primero, este pecado nos lleva a una inactividad tal, que lo que comenzó como un descanso en condiciones extremas se vuelve en una pesadez, a la vez adictiva e insoportable, la cual lleva a dejar de hacer y dejar de trabajar. Ya sabemos el resto, improductividad en el trabajo e irresponsabilidad en el hogar. Uno se convierte en todo un haragán. Segundo, la pereza es una de las causas más importantes del deterioro ambiental. Además, la pereza ambiental es ejercida también por personas trabajadoras, responsables y rectas. ¡Já, sí cómo no! A ver, a ver, mejor la barajeo más despacio.
Pondré varios ejemplos para mostrar mi punto, además de comprobar con algunos números que la pereza ambiental también trae consigo el deterioro de la economía.
Pensemos un poco sobre algo que hacemos diariamente (excepto por los perezosos que esperan al Sábado de Gloria), bañarnos. Para el sagrado ritual necesitamos principalmente de agua, y si está caliente mejor. Calentar el agua en estos tiempos modernos es sumamente fácil. Hay calentadores de agua de tanque, de paso o de alta recuperación, principalmente (habrá quien prefiera el boiler de leña todavía). El hábito del baño diario es tan natural, que no pensamos en cómo lo realizamos, en cuánto nos cuesta y mucho menos en qué repercusiones tiene para nuestro ambiente. No hablaré del agua y del peligro de su extinción porque ya se ha hablado mucho de eso. Mejor hablaré del gas. Resumiré rápidamente la cadena de eventos que hacen posible que tengamos gas: exploración de yacimientos de hidrocarburos, perforación, extracción, destilación del petróleo y licuefacción, transporte a proveedores, transporte al consumidor y su uso. Cada una de estas etapas requiere de energía para mover maquinaria, vehículos, y demás equipos involucrados. Y como sabemos, la energía se obtiene de la quema de otros combustibles que producen emisiones a la atmósfera que nos pueden enfermar, que enrarecen el aire que respiramos y que, para colmo, ayudan al efecto invernadero y al cambio climático. Ahora bien, la pereza ha hecho durante años que contribuyamos a exacerbar estos efectos. Prender el calentador de agua sólo a la hora de bañarnos, dejándolo en piloto en lugar de automático cuando no necesitamos agua caliente, es una moda reciente. Hasta hace pocos meses, la gente se mostraba escéptica con mis recomendaciones al respecto. Ahora, luego del azotón de los mercados internacionales, mis allegados comienzan a dejar la pereza ambiental por razones de dinero. El resultado es inmediato. Por citar un ejemplo real, una familia que conozco consume 450 pesos de gas en 6 semanas, cuando antes lo hacían en 3. Es decir, el costo del gas ascendía a 600 pesos mensuales antes de tomar cualquier medida, ahora sólo a 300 pesos. Esto requirió de un cambio de hábito familiar: tomarse 2 minutos para ir al cuarto de servicio, poner el calentador en encendido, bañarse como siempre y terminando tomarse otros 2 minutos para dejarlo en piloto o apagarlo. Cuatro minutos de pereza les costaba una fortuna, que multiplicada a lo largo de toda una vida se vuelve relevante.
Hablaré ahora de otro tema habitual, ¿se han puesto a pensar en las bolsotas y bolsitas de basura que nos ofrecen cada vez que compramos cualquier cosa en cualquier tienda? Comencemos con las pequeñas tiendas de abarrotes donde compramos un refresco, una revista, cigarros o un pastelito y un yogurt para matar el hambre. Pagamos y nos ofrecen cortésmente una bolsa para cargarlo. ¡Una bolsita para un pastelito y un yogurt! En unos minutos, la bolsita se convierte en basura y devoramos en poco tiempo lo adquirido. Bolsita, empaque de pastelito y envase de yogurt terminan en el bote de basura. ¿Porqué no cargar ambos productos en una mano si nos cuesta nada? La respuesta es por pereza, por costumbre. Magnificando el escenario anterior, vayamos al súper a surtir nuestra despensa. Claro que no podemos cargar todo con las manos, pero podemos elegir no aceptar las bolsitas de plástico y llevar nuestras propias bolsas del mandado, ésas de tela, plástico resistente o yute que usaban nuestras abuelas para ir al mercado. Otra vez, la pereza ambiental interfiere. Tendría que tomarme un día para comprar 2 o 3 bolsas del mercado, guardarlas en casa y recordar llevármelas cada que vaya de compras. Aunque en mi casa es una práctica obligada, todavía sucede que a veces olvidamos las dichosas bolsas del mercado y córrele de regreso por ellas. Aunque algunos me digan que las bolsas de plástico del súper las usan como bolsas de basura en casa, difícilmente se usan 10 o 15 semanales, además que podemos vaciarlas cada vez en la bolsa de basura grande para re-usarlas lo más que podamos. ¿Cuál es el costo de las bolsas de plástico? Primero el costo monetario que estamos pagando, el cual ya nos lo están cobrando en los productos que compramos, y segundo, el costo ambiental que se traduce en mayores recursos necesarios para fabricar más bolsitas y el problema de su disposición en el basurero municipal. Chris Jordan, fotógrafo estadounidense y activista ambiental, tiene una propuesta gráfica para crear conciencia de las cantidades de basura que generamos por ser perezosos (visiten el sitio web que lleva su nombre). Sus fotografías van acompañadas de una pequeña explicación y de las estadísticas de generación de basura en Estados Unidos. Por ejemplo, en una de sus series de imágenes, vemos un patrón de colores que, conforme se va amplificando, va develando un tiradero de bolsitas del súper y la leyenda dice “60 mil bolsas de plástico desechadas en Estados Unidos cada 5 segundos”. En imágenes similares, Jordan reproduce los elementos de nuestra vida diaria que sin darnos cuenta contribuyen al deterioro de nuestro planeta.Ya sea con las bolsas del mercado, con el correcto uso del calentador o de cualquier otro hábito que realicemos, estoy convencido que centavo a centavo ahorrado y gramo a gramo de basura y desperdicio evitado, harán la diferencia en nuestras vidas y en nuestro planeta.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Excelente Marcos!

Gracias!