jueves, 11 de junio de 2009

Somos una nulidad o la nulidad construye

Si el voto nulo o en blanco llegara a un porcentaje muy por encima de la normal histórica, digamos un 10%, se podría pensar en “instituirlo” o tomarlo en cuenta de manera formal en la contabilidad y resultados de cada elección. Lo podríamos convertir en un parámetro muy bueno para que los partidos se midieran, al igual que las encuestas que tanta atención le ponen.

Funcionaría como un indicador de desempeño que excluye al voto duro y a los abstencionistas, tomando en cuenta a un grupo importante de la población que tiene claras dificultades para organizarse en grupos masivos de protesta o que no ha encontrado las vías para declarar su inapetencia por cualquiera de las opciones. Claro que los partidos no se “interesarán” por nosotros, los simples mortales, pero se verían movidos por el interés de mantener sus estructuras de partido generando ganancias: entre mayor sea el porcentaje del voto nulo, mayor la incomodidad de la población y mayor la presión sobre cada partido para revertir ese resultado.

Se me ocurre la siguiente metáfora: pensemos en un restaurante cuyo menú no ha gustado entre los parroquianos. El mensaje que recibe el chef es manifiesto a través de la opción de la gente, no a no comer porque moriríamos de inanición, más bien a la opción de comer en casa porque el restaurante de al lado también ofrece comida mal condimentada. Si el chef decide cambiar su menú e incluso a los cocineros y meseros, quizá las mesas se comiencen a llenar.

Actualmente un partido obtiene la mayoría, palabra que alienta y engaña a cualquiera, pero el concepto de “porcentaje de votos nulos” o mejor aún “el porcentaje de nulidad” podría meter en sus cabezotas la idea de ser “nadie” de estar “parcialmente anulados”. Eso le duele a cualquiera. Es preferible ser “malo” a ser “nadie”. En el fondo lo saben y por esto se están defendiendo con campañas agresivas contra los “nulistas”, tanto que hasta el IFE critica este movimiento.

Veremos qué pasa en estas elecciones mexicanas y tomemos una decisión bien razonada.

No hay comentarios: